Texto: Javier Carrillo
Tres destinos en un circuito irresistible para dejarse encantar con las capitales más despampanantes. No hay algo más hermoso que Berlín de noche, y en esta ciudad alemana podrá arrobarse con la Iglesia Conmemorativa del Káiser Guillermo, su avenida Kudamm, el barrio de San Nicolás, la plaza de la Gendarmería y los restos del Muro que separó al país por muchos años. En Praga podrás pasear por su Barrio Judío, la Plaza de la Ciudad Vieja con el Ayuntamiento, en el que se encuentra el famoso reloj astronómico, admirar las Iglesias de San Nicolás y Santa María de Týn, y pasar momentos deliciosos en las típicas cervecerías praguenses o asistir al teatro negro. Y por último, pero no menos seductora, Viena, en donde un patrimonio histórico y cultural distinguen a la capital de Austria. La antigua capital del Imperio Austro- Húngaro tiene entre sus bellos atractivos la monumental Ringstrasse, avenida de más de 5 kilómetros de longitud donde se encuentran algunos de sus edificios más significativos, junto con la Abadía de Melk, considerada como una de las joyas del barroco centroeuropeo.