Texto: Javier Carrillo
En el corazón de Europa, tres capitales laten con imponente belleza. Conocida como la Ciudad de las Cien Torres, Praga, en la República Checa, es también monumento de la UNESCO y una de las ciudades imperdibles del Viejo Continente, con sus callejuelas estampadas en las novelas de Franz Kafka, llenas de cafés que invitan a dejar correr contenta la vida, junto con sus tiendas de moda y atmósferas de estilo gótico de encanto peculiar impregnado de un inconfundible sabor a historia y arte.
Al Este de Austria se encuentra la romántica Viena, capital del vals, tierra del arte y núcleo industrial del país, compuesta por 23 distritos dispuestos en forma concéntrica al centro histórico de la ciudad, con postales de inigualable hermosura que se yerguen con las colinas de los bosques de Viena y sus típicas tabernas.
Capital de la República de Hungría, Budapest es conocida como la Perla del Danubio, y en sus contrastes se aprecian, en la zona más antigua de la ciudad, las calles estrechas y adoquinadas con monumentos y edificios neoclásicos, mientras en su parte más moderna predominan grandes avenidas y un paisaje arquitectónico art decó, así como influencias turcas y venecianas. Además, cuenta con muchos parques, balnearios de aguas terapéuticas, y una distintiva gastronomía.