Una buena recomendación es visitar el Viejo Continente en invierno, y por varias razones. Obviamente y por principio de cuentas, no está cerrado por temporada, por el contrario, se encuentran muchas otras actividades imposibles de realizar en verano. Además, los paisajes que ofrecen las ciudades en esas fechas son verdaderas estampas dignas de maravillarse y llevarse en la memoria siempre. Y a los inconvenientes propios de la época (frío, lluvia, nieve, o todas juntas), hacen contrapeso sorpresivas oportunidades en condiciones quizá no muy usuales para vacacionar, pero que dan forma al viaje perfecto. Si a esto le sumamos mejores precios y una menor densidad de turistas, la idea se convierte en una irresistible, toda vez que en invierno es posible admirar en todo su esplendor e identidad la mayoría de las urbes que son muy socorridas en épocas de vacaciones.
También es el sitio soñado para los amantes de los deportes en nieve, pero igualmente Europa y sus cielos plomizos y mediodías grises invitan a acurrucarse en pareja dentro de un cafecito parisino con una bebida caliente o visitar cómodamente un museo. A mirar blancos panoramas y sentir un Sol de brillo especial. Y cada rincón del continente tiene mucho por mostrar. Hay algo mágico en Praga y su hermosa arquitectura de nieve, con nevadas torretas y bóvedas románicas, en los fondues y chocolates suizos que calientan el cuerpo y reconfortan el alma, los deportes alpinos en Italia y los eventos culturales de invierno en Roma, los villancicos y mercados tradicionales en Austria, las auroras boreales en Noruega, los museos sin aglomeraciones en Ámsterdam, como el Museo Nacional de Holanda, entrar en calor con los finos vinos de España, o un romántico paseo por las hermosas calles de París en invierno•
USHANKA
Es el nombre
del gorro
típico ruso.