Su origen podría encontrarse en la antigua costumbre de pastores y montañeros de calentar los trozos de queso viejo, tanto para ablandarlos como para obtener un delicioso platillo caliente. Es una comida típica de Suiza, y la original, extendida a las regiones limítrofes de Francia e Italia, era fondue de queso, pero existen muchas variantes y ahora es una preparación muy difundida en todos los países del mundo. Su recipiente típico se llama caquelon, y se come con un pincho metálico de dos o tres puntas, para sumergir los trozos de pan cuando es de queso, o de frutas si es de chocolate.
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